LA IMPORTANCIA DE MANTENER EL COLON SANO
Nuestro cuerpo físico es una máquina compleja y
maravillosa, compuesta por miles de millones de células que forman los tejidos
y órganos internos, además del sistema nervioso y sanguíneo centro de
incesantes reacciones químicas en las que actúan enzimas, hormonas,
neurotransmisores, etc.
Para funcionar necesitamos alimentos o nutrientes, que
deben ser transformados y fragmentados en pequeños elementos básicos que el
organismo los sintetizará en sustancias útiles.
Dieta alcalina
Esta transformación se realiza en el curso de
múltiples reacciones químicas que constituyen la digestión (fragmentación del
alimento para su asimilación) y el metabolismo (transformación y combinación
del mismo para generar otras sustancias).
La digestión es el mecanismo básico de una nutrición o
dietética bien entendida. Entender los principios esenciales del proceso de
digestión permite alimentarnos de manera adecuada e inteligente, lo cual aleja
la enfermedad, mejora la calidad de vida y aumenta la longevidad.
Son varios los problemas que pueden generarse a nivel
de la digestión y perturbarla. Generalmente una alimentación no equilibrada con
excesos o deficiencias de ciertos tipos de alimentos, o la combinación de
alimentos incompatibles entre sí, perturban el buen trabajo del sistema
digestivo y el sistema enzimático. Esto puede provocar una indigestión (acidez,
gases, hinchazón, hasta diarrea y vómitos) y con el tiempo, debilitar o
lesionar un órgano. El sistema digestivo también se afecta por el alcohol, antibióticos,
estados emocionales negativos y el estilo de vida (falta de ejercicio, aire
contaminado, y otros)
La asimilación de los nutrientes a nivel del tubo
digestivo es perfecta solo cuando existen ciertas condiciones tales como,
suficiente acidez en el estómago, presencia de determinadas enzimas, una flora
intestinal en buen estado y de ciertos nutrimentos. La falta de alguno de estos
elementos originará problemas de asimilación de los nutrimentos, lo cual deriva
en futuras alteraciones orgánicas.
El tracto gastrointestinal, por otra parte, está
constantemente expuesto a la agresión de un gran número de virus, bacterias,
parásitos, además de los numerosos antígenos que contienen los alimentos, tales
como hormonas, insecticidas, pesticidas, colorantes, conservantes, saborizantes
químicos, etc.
La labor del sistema
inmunológico (concentrado en su mayoría en las paredes intestinales) es de
protegernos de todas esas sustancias dañinas, función que se ve perturbada cuando
éste y el sistema linfático se ven obstruidos. Un hígado sobrecargado de tóxicos procedentes del colon no
funcionará eficazmente, alterándose el proceso digestivo y sobrecargando a su
vez la sangre de sustancias toxicas.
Cuando se sufre de cuadros indeseables como acidez,
gases, flatulencia, estreñimiento, estómago inflamado, dolor abdominal, colitis
intestinal, cólicos, neurosis intestinal, dismenorrea, y otras múltiples y
perturbadoras dolencias debemos enfocarnos en la raíz u origen del problema, el colon, y tratarlo
rápidamente.
El colon es la última parte del sistema digestivo en
el cual se forma el producto final de la digestión, el contenido fecal, por
medio del cual podemos constatar el grado de eficiencia o perturbaciones del
proceso digestivo.
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