FIEBRE GASTROINTESTINAL
El origen de la pérdida de salud
La génesis o raíz de todas o casi todas las alteraciones de salud,
están relacionadas directa o indirectamente con el fenómeno denominado FIEBRE INTERNA O FIEBRE GASTROINTESTINAL.
Tradicionalmente solo se conoce y se trata la fiebre
local o superficial, la cual se mide a través de un termómetro. Pero no se trata la fiebre
que se produce en las entrañas del cuerpo humano, la cual no puede ser medida
por un termómetro común.
Ya LEZAETA
esclareció que la salud del hombre depende de su lucha contra el calor interno
de su cuerpo, “porque el hombre es el
único ser de la creación que vive enfermo, afiebrando día a día sus entrañas,
con una “cocina contra natura” alimentándose inadecuadamente y además
debilitando su piel con ropas y abrigos que la enfrían, sustrayéndola
del necesario conflicto térmico de la atmósfera”.
Estos factores, según Lezaeta, producen el
desequilibrio de las temperaturas internas y externa del cuerpo, siendo la raíz o génesis de diversas y múltiples dolencias que afectan a la salud humana.
Este “hallazgo” Lezaeta lo denominó “desequilibrio
térmico de la salud”.
Enfermamos, según Lezaeta, por alterar el
calor corporal, el cual debe ser uniforme en todo el cuerpo, vale decir, tanto
en las mucosas internas como en la piel.
Nuestro cuerpo tiene dos envolturas: una
externa, que es la piel y otra interna, que cubre las cavidades interiores de
nuestro organismo, llamada mucosa. La salud depende del equilibrio térmico
entre la piel y las mucosas. En un buen estado de salud nuestra sangre debe estar
a 37 grados centígrados, llevando la misma temperatura a la piel y mucosas. La
alteración circulatoria de la sangre originará en el organismo congestiones y
anemias, pues será mayor la temperatura en la zona congestionada y será menor
en la zona que tiene deficiente circulación sanguínea.
El análisis del iris siempre muestra que a mayor congestión en las entrañas del
cuerpo, más deficiente es la circulación
de la sangre en la piel, extremidades y cerebro.
Toda enfermedad entonces resultará en su
génesis o comienzo por el rompimiento de este equilibrio térmico, “con alza de la temperatura interna por
congestión de las entrañas y debilitamiento del calor de la piel y extremidades
por deficiente riego sanguíneo”.
Las reflexiones de Lezaeta son
extremadamente correctas, porque es evidente que las funciones de nutrición y
eliminación se alterarán según sea el mayor o menor calor en los órganos
correspondientes. Esta fiebre gastrointestinal deteriorará gravemente la salud desnutriendo e intoxicando a sus víctimas,
pues el “afiebramiento” o calor excesivo del aparato digestivo trasforma en
putrefacción el contenido intestinal.
Esto lo podemos constatar al observar en el iris el “esponjamiento” del tejido
iridiano en la zona correspondiente al sistema digestivo.
ANORMALIDADES POR FIEBRE GASTROINTESTINAL
La fiebre gastrointestinal acelera el
ritmo cardíaco aumentando la frecuencia de la irrigación sanguínea a los
pulmones, lo cual a su vez congestiona sus tejidos estrechando los espacios del
aire, ocasionando así una disminución del trabajo pulmonar.
La piel,
que cumple las funciones del tercer riñón y tercer pulmón, también se
incapacita en sus funciones por la carencia de un riego normal sanguíneo
debido a la congestión sanguínea por las entrañas afiebradas, sin poder cumplir
su función eliminadora y liberadora de tóxicos por sus poros. Este
fenómeno febril afecta a toda la máquina humana explicando así la génesis o
principio de las distintas alteraciones de salud denominadas “enfermedades”.
Este desequilibrio térmico terminará deprimiendo
la fuerza vital por desnutrición e intoxicación progresiva, pues la fiebre interna altera las
funciones de nutrición y las funciones de eliminación de los pulmones y de la
piel.
Hipócrates tenía razón al decir que la muerte comienza en el colon, pues el origen y raíz de casi toda enfermedad, se encuentra en los desarreglos digestivos que se originan y que se mantienen por la fiebre de las mucosas del estómago e intestinos.
Este calor o fiebre anormal se desarrolla
por el esfuerzo prolongado al que se somete al aparato digestivo por alimentos
inadecuados (comida chatarra, malas combinaciones de alimentos, alimentos
tóxicos, aditivos alimentarios, comer a deshoras, no dejar descansar el aparato
digestivo el tiempo suficiente, etc.).
La fiebre se origina entonces por “una reacción nerviosa y circulatoria cuando
los nervios son irritados o sometidos a un trabajo mayor que el normal”.
En suma, las mucosas internas digestivas
del ser humano se congestionan con una alimentación “innatural” y su piel se
debilita por razón de un abrigo exagerado, vida sedentaria y falta de sol.
Las fermentaciones
pútridas del intestino alteran la
composición normal de la sangre que se acidifica.
Lezaeta dice: “Las fermentaciones malsanas desarrollan
gases tóxicos, que penetran a través de los tejidos porosos del cuerpo,
afectando con su acción irritante y corrosiva los órganos del pecho, cuello y
cabeza.”
La fiebre interna
convierte al vientre en laboratorio de putrefacciones que contaminan la sangre, cargándolas de sustancias ácidas. Estas sustancias
dañinas hacen circular al fluido vital a un constante trabajo forzado que
irrita, congestiona, debilita y destruye los tejidos del corazón, hígado,
riñones, bazo, venas y arterias, dando lugar a las dolencias localizadas en
diversas partes del organismo y catalogadas con diversos nombres por la
alopatía.
“Todas las enfermedades de estos órganos
tienen su origen en los desarreglos digestivos originados y mantenidos por fiebre interna”.
Garganta, ojos,
oídos, nariz y cuero cabelludo se enferman a consecuencia de la acción
irritante y corrosiva de los tóxicos que se derivan de las putrefacciones
intestinales, que son retenidas en el organismo por deficientes eliminaciones
de la piel, riñones e intestinos.
“Salvo intoxicación con aire malsano,
drogas o inyecciones, los desarreglos digestivos originan y mantienen la
enfermedad, cualquiera que sea su nombre o manifestación”
Esta aseveración llegó a ser una célebre frase de Manuel Lezaeta Acharán.
Ahora bien, el examen del iris siempre nos revela que de la zona digestiva parte la
ofensiva que enferma al órgano afectado por cualquier dolencia. Todo iridólogo sabe eso.
No olvidemos la máxima de Cervantes quien dijo:
“el
estómago es la oficina del cuerpo donde se fragua la salud y la vida”.
LA AUTOINTOXICACIÓN O ENVENENAMIENTO
Muchas y graves
dolencias o “enfermedades” son producto de la autointoxicación o envenenamiento
del cuerpo por materias tóxicas generadas en su interior.
CASI TODA
ENFERMEDAD CRÓNICA se debe directa o
indirectamente a la influencia de los venenos intestinales, los cuales son
absorbidos por la sangre, siendo su origen la fiebre de las mucosas internas.
Estos fermentos y putrefacciones son derivados vía torrente sanguíneo siendo
depositados en el tejido intersticial o matrix de los diferentes tejidos que
conforman nuestro organismo. De esta manera, todos los tejidos y órganos de
nuestro cuerpo son afectados por dichos venenos, acelerándose el proceso de la
vejez.
LA TOXEMIA O DISBIOSIS INTESTINAL
Este fenómeno de putrefacciones
crónicas y venenos originados en el intestino, que enferman las células,
tejidos y órganos de nuestro organismo se conoce como DISBIOSIS INTESTINAL. Estos venenos que ensucian el fluido vital (sangre) alterarán el pH interno (entre los ácidos y los álcalis) siendo la progresión lógica de dicha disbiosis.
LAS ENFERMEDADES CRÓNICO – DEGENERATIVAS Y EL DESEQUILIBRIO DEL pH INTERNO
Un pH demasiado ácido o alcalino
obstaculiza la eficiencia de la química y las funciones del cuerpo. En un
exceso de acidez (sustancias ácidas venenosas) el organismo responde,
intentando proteger las células y tejidos sanos, activando cualquiera de los sistemas
“tampones” (o de regulación), que están en la sangre, linfa, células, pulmones
y riñones. Cuando el organismo se encuentra impedido de neutralizar de manera
eficaz este exceso de ácidos y eliminarlos, estos ácidos quedan depositados
en los fluidos extracelulares y las células del tejido conectivo, como se
mencionó anteriormente, comprometiendo directamente la integridad celular.
Los ácidos acumulados
comienzan a erosionar las venas, arterias, células y tejidos, derivando en una
desorganización celular denominada enfermedad degenerativa.
EL DESEQUILIBRIO ÁCIDO- BASE
Las alteraciones en el pH de nuestro
organismo crean un medio favorable para la actividad patógena de gérmenes y
para que las células sanas degeneren en células enfermas. Estos procesos de
fermentación producen nuevos desechos ácidos desequilibrando más el pH,
alterando los distintos sistemas del cuerpo, lo cual da lugar a las distintas
alteraciones de la salud.
HIPÓCRATES LO SABÍA MUY BIEN: “LA
MUERTE COMIENZA EN EL COLON”
Sir Arbuthnot Lane
decía:
“Hay sólo una causa de enfermedad: el veneno,
la toxemia, la mayor parte de lo cual se crea en el cuerpo debido a hábitos
erróneos y a eliminación deficiente.”
Su biografía la puedes leer en: https://en.wikipedia.org/wiki/Sir_William_Arbuthnot_Lane,_1st_Baronet
Mi
reflexión final es que las causas primarias de la enfermedad son la
mala nutrición, la falta
de energía vital y el exceso de toxinas, siendo su origen la fiebre gastrointestinal.
estoy verdaderamente impresionada, no conocia este fenómeno, y me aclara muchas dudas, gracias
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