La Ley de Curación de Hering

TODA LA NATURALEZA ESTÁ REGIDA POR LEYES.

Desde la antigüedad el hombre ha observado que la naturaleza se rige por leyes y estudiándolas ha procurando vivir en armonía con ellas. El conocido médico español, Dr. Eduardo Alfonso menciona dichas leyes en sus obras de medicina natural. Del mismo modo Manuel Lezaeta habla de ellas en sus libros. 

El Dr. Bernard Jensen, famoso iridólogo y nutricionista, llevó de regreso a la salud a miles de personas aplicando dichas leyes naturales.  Este notable médico comprendió muy bien el proceso de reversión de la enfermedad y la crisis curativa que la acompañan y por la que pasan los enfermos después de seguir una dieta de eliminación y de desintoxicación. 

Distintas fases en la integridad del tejido que indica el estado o progresión de la enfermedad

Ahora bien, no solamente el médico naturista debe conocer dichas leyes naturales y el proceso de reversión de la enfermedad a través de crisis de curación sino que también los pacientes deben familiarizarse con ellas en el camino de regreso para recuperar la salud perdida.

Si la naturaleza está controlada por leyes resulta evidente que cualquier evento que ocurra en nuestro organismo, sea favorable o desfavorable, también está controlado por leyes.

Si deseamos recuperarnos de una enfermedad o desequilibrio en nuestro organismo, cualquiera que este sea, debemos actuar conjuntamente con las leyes naturales. 

El pilar de la naturopatía es Natura Medicatrix Naturae, es decir, la Naturaleza es la que cura.

Constantin Hering 1800 – 1880 

El Dr. Constantine Hering, nació en Oschatz, Saxe, Alemania, en 1800. Hering decía que para llegar a la salud debemos atravesar sucesivas crisis curativas.

Entender la ley de Hering y el proceso curativo que se desarrolla es fundamental si deseamos alcanzar la verdadera salud.

Dicho de otro modo, el sujeto enfermo, en su camino a la salud debe pasar por sucesivas crisis curativas. 

LA LEY DE LA CURACIÓN DE HERING

La llamada "ley de la curación de Hering" establece que la curación siempre se realiza "de arriba hacia abajo, de adentro hacia afuera y en el orden inverso a cómo se estableció".

"La mejora y la curación se producen de dentro a afuera. Los síntomas desaparecen desde arriba hacia abajo. Las molestias van desde un órgano importante a otro menos importante. Los síntomas desaparecen en el orden inverso a su aparición". 

Por lo general este proceso reconstructivo del organismo va precedido de una crisis de curación dando lugar a que los tejidos viejos y enfermos de nuestro organismo afectado por ácidos metabólicos y sustancias de desecho no eliminados, sean reemplazados por tejidos nuevos y sanos.

Para entender mejor el punto anterior debemos distinguir entre crisis de enfermedad y crisis de curación.

La crisis de curación es un proceso constructivo propiciado por la propia fuerza vital del individuo encaminado hacia la salud, donde los tejidos viejos y enfermos son reemplazados por tejidos nuevos y sanos. En la crisis curativa todos los órganos, especialmente los órganos  emuntoriales o de eliminación colaboran en este esfuerzo.

Por el contrario, en la crisis de enfermedad, cuando se está instalando la alteración de salud, todos los órganos del cuerpo se rebelan contra ella.

Los síntomas de la crisis curativa son muy parecidos  a los de la crisis de enfermedad, pues se volverán a experimentar los mismos síntomas que establecieron la enfermedad, pero en el orden inverso. 

La crisis curativa se diferencia de la crisis de enfermedad específicamente por la eliminación. En la crisis curativa la eliminación es perfecta. El vaciamiento intestinal es normal y completo. Todos los órganos de eliminación funcionan adecuadamente. 

En los estados críticos de la enfermedad, los procesos de eliminación cesan o son insuficientes, lo que complica aún más el estado patológico del paciente. En la crisis curativa los procesos de eliminación se fortalecen debido a la recuperación de la energía vital. 

La liberación de la energía vital  hace que todas las secreciones y otras formas de desechos acumulados en el organismo se disuelvan y fluyan libremente, estableciéndose un proceso de limpieza general y de purificación de todo el organismo.

Podemos decir entonces que la crisis curativa es una reacción aguda originada por la preponderancia de las fuerzas curativas de la naturaleza sobre las manifestaciones de la enfermedad, donde lo malo (por lo general toxinas impregnadas en los tejidos causantes de inflamación, corrosión y degeneración tisular) es  expulsado del organismo hacia el exterior.

Ejemplo gráfico del daño tisular por ácidos metabólicos no eliminados. El proceso de curación llevará al organismo a reconstruir dicho daño una vez liberados los ácidos que provocaron tal condición.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA LEY DE HERING

 “LA CURACIÓN SE PRODUCE DESDE EL INTERIOR DEL ORGANISMO HACIA FUERA”

La frase anterior se entiende que para recuperar la salud perdida las toxinas que hemos ido acumulando en nuestro interior (carga tóxica) deben ser liberadas hacia el exterior; al ser liberados los tejidos de nuestros órganos internos de las impregnaciones toxicas, ellos son los primeros en curarse. (La carga tóxica orgánica debe entenderse como la suma de los desechos celulares y de los venenos procedentes de un intestino sucio y disfuncional no eliminados por el organismo. 

Estos tóxicos envenenan nuestras células e impregnan los tejidos causando inflamación y con el tiempo corrosión. Si son tejidos de un órgano o glándula, causarán la disfunción del mismo) Cuando la “enfermedad” sale por la piel u órganos externos  se recobra la salud o equilibrio orgánico funcional. Pero en este cometido los órganos internos pasarán por diferentes crisis curativas. 

Saber interpretar los signos de una crisis curativa es primordial. Si un médico no entiende la crisis de curación y trata simplemente los síntomas, sofocándolos con químicos, no solo estorbará el trabajo de la naturaleza, sino que además aumentará la carga mórbida en el organismo provocando lamentables efectos secundarios.

Un iridólogo con experiencia puede observar el cumplimiento de este principio de la Ley de Hering observando como el iris empieza a aclararse en forma de círculo desde el centro hacia el exterior. Más este proceso puede llevar meses.

“LOS SÍNTOMAS DESAPARECEN DESDE ARRIBA HACIA ABAJO”

De arriba, es decir, de nuestro cerebro. Lo primero es curar nuestro estado mental,  modificando nuestra forma de pensar, de sentir, de cómo ver y enfrentar la enfermedad, pues nuestras emociones dan la fuerza motora a todo el proceso de curación, pues el sistema nervioso acumula la energía vital imprescindible para el proceso de la curación. Un estado mental negativo con pensamientos destructivos no podrá dirigir el proceso de reversión hacia la salud.

Primero se debe encontrar la relación causa –efecto de la enfermedad, el conflicto que puede estar provocándola, como evoluciona a nivel orgánico y cómo evoluciona a nivel fase de solución.

Lo que ocurre a nivel psíquico ocurre a nivel orgánico.

Como dice el Dr. Hammer:” Todo shock psíquico que nos toma por sorpresa y es vivido en aislamiento produce una ruptura de campo electro físico en un área del cerebro y a partir de ese momento se lesiona un órgano que gobierna esa parte del cerebro. Psique, cerebro y órgano son tres polos del ser humano que debemos valorar. La vivencia de un conflicto en soledad produce un corto circuito a nivel cerebral emanando desde allí un error de codificación al órgano”.

Esto por cierto excluye los traumatismos, la carga tóxica que provoca el daño a nivel tisular  y factores genéticos adquiridos.

“LAS MOLESTIAS VAN DESDE UN ÓRGANO IMPORTANTE A OTRO MENOS IMPORTANTE”

El organismo protege los órganos más importantes depurándolos primero, dejando para las siguientes crisis curativas los órganos menos importantes.

“LOS SÍNTOMAS DESAPARECEN EN EL ORDEN INVERSO A SU APARICIÓN"

Este es el principio más destacado de la práctica naturopática, pues la enfermedad sigue un curso de inflamación aguda a sub aguda, luego crónica y finalmente destructiva. (De itis a osis)

Los procesos patológicos cursan fases de excreción, reacción, deposición, impregnación, degeneración y neoplasia o vicariación progresiva.

“A medida que el proceso curativo se inicia el paciente comienza a experimentar DE NUEVO, por medio de crisis curativas, los mismos síntomas o enfermedades que desarrolló anteriormente pero en orden inverso. Las enfermedades más recientes (y más crónicas) resurgirán primero, y poco a poco con nuevas crisis curativas llegará hasta las enfermedades agudas que tuvo muchos años atrás”.

Si el proceso patológico ha llegado a la fase degenerativa es más difícil la curación, pues el tejido enfermo tiene una respuesta muy débil a los nutrientes reparadores, pero el enfermo sigue viviendo con crisis de compensación y de curación.

Entender la ley de Hering y el proceso curativo que se desarrolla es fundamental si deseamos alcanzar la verdadera salud.

La mayoría de las personas que acuden a mi consulta padecen de enfermedades crónicas las cuales se han ido incubando a lo largo de los años. Para revertir esta condición crónica los pacientes necesariamente deben ser instruidos en dietas de eliminación, entender que es la desintoxicación, el proceso de reversión y la crisis curativa.

Las materias indigeribles y los productos de desecho deben ser eliminados a través de dietas de eliminación llevándose a cabo a través de los órganos emuntoriales: la piel, los riñones, el hígado, los pulmones  el intestino y el sistema linfático.

DESINTOXICACIÓN 

La desintoxicación es fundamental para reducir el contenido de materias toxicas en el cuerpo. El proceso de reversión, como se ha señalado,  es el recorrido en forma inversa de las etapas de cada una de las enfermedades que hemos padecido, reactivándolas una por una y luego eliminándolas. 

CRISIS CURATIVA

La crisis curativa es consecuencia del proceso de reversión, es un esfuerzo que hacen todos los órganos por renovarse y fortalecerse. El catarro, la flema y la mucosidad son productos terminales del proceso de eliminación de los materiales tóxicos, tales como ácidos y desechos orgánicos que el cuerpo rechaza.

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